
El caso es que con los precios tan baratos que tienen los taxis (algo mas de un euro la bajada de bandera y unos 15 centimos cada 300 metros) y el alivio que supone el aire acondicionado para huir del calor que suele hacer en la ciudad, es el mejor medio de transporte.... si es que encuentras uno libre. Es frecuente esperar varios minutos o incluso una hora si estas en hora punta para poder subirte a uno. Pero no hay mas alternativa, asi que hacer turismo en Manila supone un ejercicio de paciencia y serenidad.

Despues de desayunar intentamos ir a Intramuros, uno de los barrios con mas edificios herencia de la epoca colonial española, pero la ausencia de taxis nos hizo desistir y finalmente recabamos en un centro comercial en Manila city. Es muy habitual en esta ciudad hacer vida dentro de los centros comerciales. Con potentes maquinas de aire acondicionado y todos los servicios y tiendas que puedas necesitar, se prolongan a lo largo de los barrios e incluso se interconectan entre ellos para que el amante de los Malls pueda no salir siquiera de ellos.
Es curioso que en la entrada se forman unas colas gigantes de gente esperando a que los guardas de seguridad abran sus mochilas y bolsos y con un curioso palito ( que Daphne llama Magic Stick) lo introduzcan en tu bolsa para inspeccionar a ver si llevas explosivos, armas de fuego, armas blancas, drogas, articulos de contrabando, relojes, perfumes gorras, llaveros.... en solo un toque de barita magica y con un ligero roce a modo de cacheo terminan la inspección sobre cada persona en menos de 2 segundos. Esto y nada es lo mismo. Pero la gente se queda mas tranquila entrando a un centro comercial si antes le han tocado con la barita magica.
Y es que aqui hemos encontrado tradiciones que no dejan de sorporendernos. A la entrada del supermercado y mientras cambiabamos dinero en el cajero, la megafonía lanzaba un sonoro !!!!Happy to Serve !!! a lo que todos los empleados al unísono respondían con tres palmadas perfectamente sincronizadas entre todo el personal del comercio.


Tras la comida nos dimos un paseo por los alrededores del barrio mientras comenzaba a anochecer. En poco tiempo nos encontramos en un sitio totalmente distinto, con gente viviendo en la calle, a pocos metros del opulente lujo del centro comercial. Un barrio que en otro pais podía no resultar tan peligroso, pero que dada la extrema necesidad de muchos de los que viven aquí no es recomendable frecuentar caido el sol. Es una pena las desigualdades tan grandes que cada vez mas suceden en uno y otro lado del mundo.
Daphne nos contaba como un taxista el otro día le dijo que tuvo que encargarse de cuidar a sus nietos porque su hijo murio al no poder sufragarse la atención medica. En un mundo en el que existen las vacunas y medicamentos para curar enfermedades, que siga pasando ésto es vergonzoso.

Y ya preparandonos para ir a la estación de autobuses con un par de horas de adelanto, pudimos utilizar el vehiculo mas famosos y peculiar de todo el pais : El jeepney.

La forma de pago es inmediata, y el conductor siempre esta pendiente de que todos los que suben hayan pagado. Siempre que sube alguien le pasa el dinero al conductor. Y tanto el dinero del billete como el cambio van pasando de mano en mano a traves de todos los pasajeros hasta que llegan a su correspondiente pagador. Muy autentico.
Y flipando con cada cosa de la ciudad llegamos a la “estacion de autobuses”. Una calle en la que paran 3 autobuses que nos llevarán a Banaue, las famosas terrazas de arroz patrimonio de la humanidad por la Unesco.
La historia del bus se merece un capitulo aparte.... vaya viaje !!!
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