lunes, 5 de enero de 2015

De despedida (no de soltero) en Boracay

Hoy es el ultimo día del viaje. Bueno, realmente aún nos quedan dos días de viaje de vuelta, ya que hacemos escala 9 horas en dubai y llegamos después de reyes, pero como tal, son las ultimas horas de disfrute de viaje de verdad. 

Yo me he levantado tempranito para ir a la magnifica playa privada que tenemos en el hotel. Esta playa está situada justo en el lado contrario de la isla a la white beach ( que el año pasado fue una de las 10 mejores playas del mundo según tengo entendido).

Es curioso que dependiendo de la época del año, el viento sopla de uno o del otro lado de la isla, haciendo que esta playa tenga un oleaje completamente distinto al de la playa principal de Boracay. 

A mi me dio un poco igual el oleaje y después de unos baños y un poco de lectura a la sobra para evitar quemarme como un guiri, me subí a uno de los miradores a hacer unas fotitos de recuerdo, porque es una de las mejores playas que he estado en mi vida. 

Otra de las cosas que tenía ganas de probar es el masaje Filipino. Por sólo 10 euros (500 pesos) y en la propia habitación, te dan un meneo que mas bien parece una paliza, aunque supongo que todos los masajes son iguales. Llegas con un leve dolor de una parte de la espalda... así como a la derecha, en medio, no, más abajo... y pensando que te van a dejar nuevo y acabas con moratones en la espalda y un dolor general que antes no tenías...Seguro que mañana estoy nuevo de la espalda, pero hoy me quejo como un viejete cada vez que me siento o me levanto de una silla. 


Ya mas bien a la hora de merendar que a la de comer nos fuimos a station 2 a probar el mejor bulalo que he comido en mi vida. 

Si no hubiera tenido arena de playa en los dedos me los hubiera chupado. (Lo cierto es que también es el primero, así que supongo que mi criterio no es muy valido en este sentido, pero el premio 2011 al mejor bulalo de Boracay supongo que avala este sitio). Se llama Smoke y está en un callejón cerca de la zona comercial “D mall” pero un poco mas apartada, junto a las tiendas locales y el mercado de carne, pescado y pollo.

De nuevo y para bajar la comida nos pegamos un paseito hasta Station 3. Allí encontramos sombrita, espacio en la playa ( un bien preciado y escaso aquí en esta época del año) y la mejor zona para bañarse de toda la playa ya que cubre mas que en el resto. Entre bañito y bañito esperamos el atardecer y la preciosa puesta de sol que nos regaló de despedida Boracay. 

De noche recalamos en nuestro sitio de cabecera, donde hemos cenado estas 3 noches y donde mas agusto nos hemos sentido. El restaurante Epic, station 2 “D Mall”. Totalmente recomendable tanto para comer como en su Happy Hour 2x1 de cervezas y cocktails. 

Y de cocktail a cocktail se nos hizo de noche, y hora ya de empaquetar los bártulos, recoger la ropa y empezar a pensar ya en el próximo destino. 



Filipinas nos ha sorprendido un poco menos que otros países de Asia pero nos ha gustado tanto o mas que cualquiera. Se ha hecho corto el viaje, gran parte debido al tiempo que se pierde en los desplazamientos, pero nos quedamos con la sensación de que hay mucho mas que ver y sobre todo con las ganas de volver a verlo. 

Hasta pronto Filipinas. 

De relax en Boracay

Que bien se duerme en una buena cama. Tenía planificado levantarme a las 5:30 para poder ver amanecer desde la playa privada que tiene nuestro hotel, pero cuando ha sonado el despertador me ha salido del alma un “5 minutitooos maaaas, por favor....” y así me he quedado durante 3 horas mas hasta que el sol ya bien alto nos ha despertado para ir a desayunar. 





El hotel en el que estamos es flipante. Es un recinto que rodea a un campo de golf profesional de 18 hoyos y las habitaciones se reparten a lo largo de unos 15 o 20 edificios a su alrededor, lo que quiere decir que hasta para ir a recepción necesitas llamar al de la furgoneta para que te recoja en tu casa y te lleve hasta allí. Que quieres ir a desayunar? Pues otra llamadita y a esperar transporte. 

La habitación que tenemos es casi mas grande que nuestra casa de Londres y la terraza da directamente al jardín, a mitad del hoyo 5 del campo de Golf. Alguna vez he pensado que si se le escapa una bola a alguno de los jugadores nos entra por la ventana, pero estamos bien flanqueados por unas cuantas palmeras, y además el personal que juega en este campo, a juzgar por sus equipaciones, tiene que ser profesional por lo menos. 
Lo cierto es que es algo que yo no entiendo. Venir a una isla tan bonita como esta y quedarte todo el día jugando al golf en un campo que te da igual si esta en una isla paradisiaca de filipinas como si esta en cuenca, pero también supongo que mucha gente pensara lo mismo del buceo, o de otras actividades. Yo me quedo con la playita de aquí y el ambientazo de la isla. Adoro Boracay. 






La playa principal White Beach se divide en 3 estaciones. Realmente es todo un continuo de azul celeste del agua y arena blanca y fina donde termina con unas palmeras de postal y un montón de chiringuitos de todos los gustos, muchos de ellos son la extensión de los propios hoteles de playa. 







Station 1 tiene los hoteles un poco mas pijos y grandes. La extensión de arena es también mayor y supongo que es una zona un poco mas de familias, relax y restaurantes de pasta. 

Station 3 está menos poblada de gente, cubre un poco mas el agua y por tanto es mejor para poder bañarte y nadar que las otras estaciones en las que te pasas andando un buen rato hasta que deja de cubrir. 



Es también la estación desde la que salen los barcos para darte unos paseitos o ir a otras islas (aunque no sé para qué si ésta es ya paradisiaca), y hay menos chiringuitos y hoteles boutique mas pequeños y algo mas baratos. 
Station 2 es mi favorita con diferencia. Ambientazo, mogollón de gente, chiringuitos de playa con mesas en la arena, música en directo, actuaciones, un montón de puestos de souvenirs y otros tantos de artesanía. Aquí todo el mundo curra de algo. No veras a nadie sentado rascándose la barriga. Y los que no tienen trabajo en establecimientos hosteleros se buscan la vida con alguna dedicación artística que les pueda reportar los codiciados pesos de los turistas. 



Hay gente pintando camisetas, haciendo colgantes de pasta de modelado, pulseras y otros avalorios con conchas, vendedores de perlas engastadas o sueltas, gente que te hace tu nombre con alambre o te lo pinta en una maderita en forma de llavero, gente que ejecuta coreografías con fuego, o que te alquila un traje de sirena para hacerte un book de fotos,  y gente que te vende abosolutamente de todo. Supongo que a mucha gente le cansará ver tanto vendedor ambulante, pero yo disfruto comprando, así que para mi es un placer tener tanta variedad. 

Entre medias hay calles comerciales como “D Mall” con tiendas de marcas occidentales y a precios occidentales. Porque que nadie piense que esto es barato. Una hamburguesa por 10 euros, un pescado por 15 y unos nachos por 8 son algunos ejemplos. 

Así se nos pasó el primer día, dando paseos por la playa, dándonos bañitos, tomando cervezas locales “Red Horse” (que es lo único barato de aquí) y disfrutando de la música y el ambiente de la isla. 

Mañana ultimo día.... 
 

sábado, 3 de enero de 2015

De viaje a Boracay


Madre mía que difícil es llegar hasta aquí. Taxi, avión, otro taxi, otro avión, furgoneta, barco, furgoneta y luego otra camioneta mas hasta la habitación. 

Desde las 6 de la mañana que salimos de nuestro hotel el Panglao, hasta las 5 de la tarde que llegamos a nuestra habitación del hotel de Boracay, y 7 medios de transporte después, por fin podemos relajarnos tras haber cumplido nuestra misión de trasladarnos del punto A al punto B sin contratiempos. 

El vuelo a la isla es en un pequeño aeroplano de hélices que se mueve mas que una veleta y cuyo aterrizaje pone los pelos de punta al mas pintado. 


Pero aquí estamos por fin, disfrutando de un hotelazo con una playa privada que quita el hipo y que disfrutamos nada mas llegar con un bañito postrero a la caída del sol, no sin cierto fresco por el vientecillo al salir, pero reconfortante después de tantas horas de viaje. 

Boracay es flipante. Es una playa paradisiaca kilométrica, llena de hoteles, chiringuitos de playa, bares, discotecas que primero son restaurantes, luego cafeterías de tarde y luego otra vez discotecas y cualquier otro tipo de establecimiento que se te pase por la cabeza. Un poco ibiza, pero mas lleno aun si cabe de turistas. 

Después de un paseito nocturno, unos Siomai (una especie de Dim sum) y un gulaman (exquisito zumo de no-se-qué con gominolas), algo de cena y un par de cerves, la cama nos llamaba a voces y acabamos rendidos a sus cantos de sirena. 

Mañana mas. 

miércoles, 31 de diciembre de 2014

De nochevieja en Panglao

Ahora que volvemos a la normalidad, actualizo el post del día de nochevieja, aun con un poco de retraso, pero las circunstancias y traslados han hecho complicado poder mantener al dia el blog. 

La conexión a internet ha sido un problema a lo largo de todo el viaje. En los hoteles cuando la señal no era muy baja o inexistente, es porque era de pago, y tenia que buscarme la vida para ir a hoteles cercanos a tomar algo y pedirles la contraseña de la wifi para conectarme unos minutos. 


Por otro lado tuvimos el problema de que el vuelo de conexión entre Tagbilaran y Caticlan para ir a Boracay, tenía una conexión de solo 2 horas !!! en Manila y había que cambiar de terminal, por lo que nos pasamos casi todo el día 1 buscando otras opciones para poder ir a boracay sin perder el vuelo de conexión. Y es que aunque parezca dificil de creer, en el aeropuerto de Manila 2 horas de escala pueden ser muy pocas y acabes perdiendo el vuelo de conexión. Sólo el cambio de terminal es una locura. El autobus lanzadera entre terminales tienes que esperarle entre 30 y 40 minutos, a lo que hay que añadir el tiempo de traslado por el atascado trafico habitual de Manila. En definitiva, que como no tengas suerte y el vuelo siguiente se retrase, pierdes un vuelo sin darte cuenta de porqué. Nosotros tuvimos suerte, pero pasamos casi un dia mirando otras opciones, que pasaban por perder una noche de hotel, ir a Cebu y coger otro vuelo por perdiendo los primeros y pagando 200 euros adicionales, mas una noche de hotel extra...

Finalmente tuvimos suerte, le quitamos un taxi a una señora, que se estaba casi subiendo ya pidiendola mil disculpas y llegamos a la terminal justo a tiempo para hacer el check in y esperar tranquilamente 2 horas que llevaba el vuelo de retraso. Estas cosas también pasan en el aeropuerto de Manila. 

Pero volviendo a nochevieja 2014, y pese a que tampoco es que estuvieramos toda la noche de fiesta, fue un fin de año muy bueno y divertido. 

Comenzó en nuestro propio hotel, el Bohol Divers Resort. Este en el que no habíamos parado mas que a dormir y poco, ya que la dejadez del personal y escasos servicios serios nos hacian cada dia ir a cualquier otro hotel para todo lo demas, ya fuera buceo, comida o tomar unas cerves en una terraza. Pues curiosamente, según bajabamos las escaleras nos llegó un olor a paella muy familiar y sorprendente. Fuimos al comedor y efectivamente, allí encontramos a este simpatico valenciano elaborando la que finalmente fue nuestra cena de nochevieja. 

Dos paellas para un comedor absolutamente vacío de huespedes, que probablemente no se habían enterado de lo que allí se cocía, bien por la falta de información y carteles del evento o por el escaso interes de los empleados para atender a los pocos que se acercaban a preguntar y les dirigían al mostrador del hotel (en el que por cierto no habia nadie) a comprar un ticket para el bufet de paella. Surealista. 

A nosotros nos vino genial de todos modos. Estuvimos charlando con el paellador y nos estuvo contando sus aventuras por estas tierras de Dios y como se tuvo que volver a España el año pasado despues de pasar tanto tifón y tanto terremoto. Este año lo ha fichado de cocinero el restaurante Arrozeria, en Manila. Propiedad de un vasco que tiene ya alguno de los mejores establecimientos de restauración de la capital filipina. 
Despues de la opipara comida nos paseamos hasta el helado de rigor. Esta vez un helado de gengibre picante para mi, y otro de Guayabano para myriam. Es muy curioso tomarse un helado que despues del primer bocado dulzón te pegue una sacudida picante en la garganta. El de Myri sabia similar a la chirimoya. 

Eso sí, este año se nos olvidaron las uvas. Pensamos que quizas podíamos haberlas conseguido aquí, pero estaban todas reservadas o vendidas y las pocas que quedaban eran mas mosto que uva y a precio de caviar. Asi que nos compramos unos m&ms que nos hicieron las veces y tras una cuenta atrás nos zampamos a destiempo unos lacasitos de colores que perpetuaban la tradicion a un modo testimonial. 

Fuegos artificiales, bailes tradicionales, danzas con fuego, musica en directo... Un autentico despliegue de medios. Fuimos a lo largo de la playa buscando el mejor sitio. Todos (excepto nuestro hotel) habian sacado sus mejores galas, habian contratado musica en directo, espectaculos, puesto las mesas en la playa al borde del mar, ofrecian el mejor genero de pescado y marisco fresco... al fondo del todo, al final de la playa, el hotel mas lujoso o al menos el que mejor apariencia tenía, sacó en una gran esplanada un espectaculo abierto a todos los paseantes que se acercaran caminando por el borde de la playa y allí nos quedamos a pasar los ultimos minutos del 2014 y los primeros del año 20 15
Feliz Año a todos !!!

De paseo en moto en busca de los monos Tasier

Y por fin dejó de llover. La alerta de Typhon ha sido cancelada oficialmente y de nuevo vuelve a lucir el sol. Aunque el mar sigue muy bravo y las opciones para volver a hacer buceo se agotan, seguimos conservando una ligera esperanza para mañana.

Hoy el plan era bien distinto. Alquilamos una motillo por 400 pesos (unos 8 euros/día) para ir a Corelia a ver los monos Tasier. Hay otra zona de monos más famosas, pero nos dijeron que había habido inundaciones allí la anterior noche y que no se podía llegar, así que habiendo otra opción, preparamos el petate y marchamos en busca de alguien que nos alquilara una moto. 

El primero que encontramos nos dejaba una moto con el dibujo de las ruedas casi liso, y con las lluvias que han caído era casi un suicidio coger una moto así. La segunda que probé tenía un embrague casi inexistente y las ruedas delgaditas como una bicicleta. Por fin encontramos una con 4 marchas pero sin embrague ¿? Ya, yo también flipaba. Semiautomática según la llaman ellos. Con las ruedas casi nuevas y frenos ok. 




Luego nos dimos cuenta de que los amortiguadores fallaban, pero el dueño se llamaba Lando, y a un flipado de la guerra de las galaxias ese tipo de detalles no puedes pasarlos por alto, así que le alquilamos su halcón milenario y partimos rumbo a Corelia. 
Nos hemos dado cuenta de que en este país las distancias no se miden en kilómetros o millas, sino en horas de viaje. Igual estás a 30 kilómetros de un sitio pero tardas dos horas, mientras que en otra parte del país esos 30 kilómetros los haces en 15 minutos. 

Así que no me preguntéis a cuanta distancia está Corelia de Alona Beach, porque lo único que sé es que más o menos está a hora y media en moto. Y tampoco es que se pueda correr mucho por las carreteras... los frecuentes agujeros, baches y sobretodo el asfalto ondulante, hacen que te pases medio camino botando como una pelota, esquivando fosas abisales más que agujeros y yéndote al arcén cada vez que viene de frente un camión adelantando a un autobús o similar. Puede parecer divertido, pero a los pocos minutos ya llevas el culo dormido y los brazos agarrotados de la tensión, y después de media hora tienes que parar a descansar. Y todo esto a la vertiginosa velocidad máxima de 50 o 60 kilómetros hora que es lo que daba el halcón milenario. 

Pelillos a la mar estacionamos la moto en la entrada y pasamos a ver los más famosos monos del planeta. Son mínimos, un poco más grandes que una pelota de tenis y con los ojos gigantes y saltones. Pueden parecer muy dulces y apetece acariciarlos, pero las apariencias engañan. Se trata de uno de los monos más agresivos y territoriales, tiene afilados colmillos que clava en sus víctimas como alfileres en el cuello eliminándolos al instante. Los machos que se atreven a cruzar su territorio de una hectárea cuadrada !!! son atacados y mortalmente heridos con un mordisco en la nuca. Y no solo eso, también las hembras que no son atractivas sufren la misma muerte horrible. Si alguna vez te cruzas con un mono de estos, jamás, repito, jamás, te atrevas a tocarles. 



A que suena a coña viendo la entrañable figurita agarrada a su ramita con sus adorables patitas y esos lindos ojitos que te miran diciendo abrázame? Pues es lo que decía el cartelito de la entrada. Eso y que George Lucas se basó en este monito para hacer el personaje de Yoda. Supongo que también se basaron en este mono para hacer el Gizmo de los Gremlin y si me apuras hasta los Furbys. Así que cierto o no, nos adentramos en la peligrosa jungla siguiendo a un osado guía que nos conduciría a la ramita de bambú donde se encontraba durmiendo este peligroso animal, al que estuvimos haciendo fotos a menos de 30 centímetros de su jeta. (Sin flash eh?, no fuera a ser que se desatara la furia del Tasier y nos clavara sus colmillos en la nuca, dándonos una merecida muerte).

La visita no dura más de 20 minutos, dependiendo de lo cerca que estén los monos de la luz ultravioleta que ponen para atraer a los insectos y que luego se los coman los monos y del tiempo que quieras recrearte haciéndoles fotos. Pero no hay mucho mas que ver. 2 o a lo sumo 3 monos y directo a la salida, con la sensación de haber cumplido una promesa hecha en 2012 de visitar estos lindos monitos cuando viniéramos de viaje a Filipinas. Y lo cierto es que merece la pena venir a ver a estos adorables monitos. 









 Cogimos la motillo de nuevo y en menos que canta un gallo nos pusimos de vuelta rumbo a Tagbilaran. Tagbilaran es la ciudad en la que se encuentra el aeropuerto, y es al menos más grande que el resto de pueblos de la zona. El tráfico es intenso y salvo por un único semáforo que nos encontramos, el resto de cruces se autogestionan siguiendo la ley del más fuerte, más grande, el que antes llega o el sálvese quien pueda. Pero el caso es que funciona. Tú te vas metiendo en el cruce según vas llegando y vas buscando tu huequecillo y zas, ya estás dentro y yendo en tu dirección. 



Devolvimos el halcón milenario a Lando nada más llegar a la playa, y nos fuimos a comer. Nos pudo mas la curiosidad que el sentido común y caímos en la tentación de pedir un pez loro a la parrilla. Y lo cierto es que al menos nos sirvió para darnos cuenta de que el sabor no es nada del otro mundo, incluso mas bien se podría decir que no está muy bueno. Así que, si de algo sirvió al menos, es para advertir a otros de que no merece la pena comerse estos peces porque son mas bonitos dentro del agua y tampoco saben muy bien. 




Unas cervezas después, un vodka con mango y alguna bebida mas de cuyo nombre no puedo acordarme, fueron el punto y final a un día muy divertido y completo. No podía faltar eso si el helado de rigor. Myriam fue a lo seguro con el helado de coco y claramente pinchó, puesto que ha sido el mas flojo de los probados hasta el momento. Yo me decidí por el de jackfruit, una fruta tropical de tamaño descomunal pero deliciosa. Todo un acierto. Lo malo de estos helados es que se te deshacen en segundos y mientras estás tirando la foto ya notas el chorrito bajando por la mano. Así que mañana otro diferente. Ya vamos agotando las opciones, pero el de jengibre picante tiene buena pinta.... 

De lluvias tropicales y poco mas

Ayer empezó a llover y aun no ha parado. Teníamos reservado buceo para hoy también pero se han cancelado todas las salidas de barcos por el fuerte temporal y no nos queda otro remedio que quedarnos en tierra, paseando por las playas en chubasquero y peleando con el resto de turistas desorientados una mesa libre a cubierto en los pocos sitios disponibles a pie de playa. 





Estamos todos con caras de pasmarotes, sin saber que hacer. Como esas hormigas a las que les borras el camino y se vuelven locas si ser capaces de volver a hacer fila para volver a casa. 

Nosotros hemos estado un rato así viendo pasar el tiempo en un bar tomando cervezas, calamares y gambas. No es que suene mal el plan, pero después de dos horas allí hemos descubierto que este turismo no es el nuestro. Por muy británicos que nos estemos volviendo.


Así que nos liamos la manta a la cabeza, nos pusimos el bañador y ala, a bañarse en el mar con la lluvia sobre la cara. Agua calentita y ningún otro loco que osara quitarnos la paz de nuestro baño. Pero que demonios, si es solo agua. Que mas da mojarse fuera que dentro del mar? 

Así que hemos estado un buen rato así hasta que ya el frío empezó a hacer acto de presencia. Y es que aunque en España sea invierno, aquí es muy raro que en plena temporada seca se produzca un typhon y una tormenta tropical y en tan poco tiempo. Pero así estamos. Temporada alta, todos los hoteles y restaurantes con precios mas altos aun, y el tiempo de temporada baja. Que se le va a hacer. 
He hecho unas fotillos a aquellas barquitas en las que fuimos a bucear que parecen arañas o zapateros flotando sobre el agua sobre sus patitas laterales. También pasamos por un restaurante de esos que te ponen los peces frescos del día que han pescado para que te los cenes a la barbacoa. 

Se te cae el alma a los pies viendo tantos peces loro de vivos colores sacrificados, esos meros moteados, napoleones con su gracioso cuernecillo... Con lo bonitos que son bajo el agua y lo que disfrutamos viéndolos mientras buceamos. Hoy se nos han quitado las ganas de cenar pescado. 

Siesta, juegos de cartas, lectura y poco mas hicimos por la tarde. Cenita en un restaurante koreano, de los de verdad, lleno de koreanos y cero turistas. Comida interesante. Bastante caro.  Apuntado para posible futuro viaje. 

Y por ultimo el helado del día. El de Myriam de cacahuetes y el mio de una planta que se llama Malunggay, de sabor parecido al batido de kiwi con plátano... o algo así. 

Esta noche se esperan los peores vientos y lluvias. Que bien que nuestra casita sea de cemento y no de paja. Al menos, es lo único bueno de este hotel. 

domingo, 28 de diciembre de 2014

De tortugas y Nemos en Balicasag

Como se ve que el estamos cogiendo el gusto a madrugar de vacaciones, hoy no iba a ser menos y a las 7 de la mañana ya estábamos en pie desayunando para ir prontito a bucear. 

Después de recorrernos una buena parte de los cientos de clubes de buceo de la zona, nos decidimos por la tienda “Go Scuba” propiedad de un ingles muy majete que es de cerca de Gatwick y nos dio la suficiente confianza como para elegirle la gran variedad existente. Básicamente analizamos los que tenían los sitios de buceo mas chulos, los barcos mas grandes, las listas de clientes mas llenas y los guias de buceo mas morenos y con pinta de ir al mar todos los días de su vida. 

Nuestro guia Bibong y la isla en cuestión a visitar no nos han defraudado. Ellos te preparan el equipo, te lo montan, no tienes que preocuparte de nada y hasta te preparan café si quieres. Mientras haces tiempo hasta que llega la hora de embarcar en esas curiosas embarcaciones con la quilla flanqueada por una especie de patitas de bambú en forma de araña que les permiten navegar con mas estabilidad y en aguas menos profundas. Una maravilla de la ingeniería que sigue funcionando de maravilla desde tiempos ancestrales. 

La travesía no fue tan cómoda por el importante oleaje, pero una vez allí, la cara este de la isla quedaba protegida y permitía amarrar a los barcos y soltar sus preciados buzos. El turismo de buceo es uno de los principales alicientes de esta zona y se mima con esmero para obtener buenas criticas, clientes satisfechos que repitan y referenciadores para futuros clientes. 

Lo cierto es que a las 10 de la mañana aquello parecía el metro en hora punta. No exagero si digo que había cerca de 100 barcos amarrados, esperando lanzar o recoger a sus buzos y poder dejar el hueco al siguiente. 

Nosotros encontramos sitio media hora después, tras rodear la isla. Y es que no es mucho mas fácil una vez que entras en el agua.Si no coges una buena referencia puedes acabar yéndote con otro grupo de buceadores chinos o japoneses que aquí son legión. Mientras tu haces el descenso, en el mismo punto hay otros haciendo parada de seguridad para subir a unos 10 metros de ti y ya mas abajo las filas de buzos a distintas profundidades recuerdan a los pasillos aéreos de los aviones, en los que sobre la misma zona revolotean hasta encontrar su ventana. 



Y dicho esto, el buceo es espectacular. Visibilidad de 25 metros al menos. (Pese a que el guia nos dijo que hoy no se veía tan bien como otros días). 


Miles de peces, cientos de variedades de corales y todo tipo de anémonas y peces payaso que haya visto nunca. 

Estas viendo una morena y no la puedes prestar ni dos segundos porque enseguida te llaman para que veas el pez león, o el banco de peces jack fish, el enorme pez mantequilla o lo mejor de todo... ¡¡¡ LAS 5 TORTUGAS !!!! que tuvimos la suerte de ver y disfrutar a menos de un metro de distancia mientras nos miraban con cara de pasotismo como pensando... Si, que pasa? Soy tortuga. Y que? Y venga a pasar buzos y mas buzos. Dos de las mejores inmersiones de mi corta pero diversa experiencia como hombre rana. 

Mañana intentaremos repetir si el tiempo acompaña. Hoy nos ha llovido un poquillo y casi no nos da tiempo, pero hemos llegado al Helado !!!  Calamay y Dragonfruit han sido las delicias escogidas. Que será mañana?