miércoles, 31 de diciembre de 2014

De nochevieja en Panglao

Ahora que volvemos a la normalidad, actualizo el post del día de nochevieja, aun con un poco de retraso, pero las circunstancias y traslados han hecho complicado poder mantener al dia el blog. 

La conexión a internet ha sido un problema a lo largo de todo el viaje. En los hoteles cuando la señal no era muy baja o inexistente, es porque era de pago, y tenia que buscarme la vida para ir a hoteles cercanos a tomar algo y pedirles la contraseña de la wifi para conectarme unos minutos. 


Por otro lado tuvimos el problema de que el vuelo de conexión entre Tagbilaran y Caticlan para ir a Boracay, tenía una conexión de solo 2 horas !!! en Manila y había que cambiar de terminal, por lo que nos pasamos casi todo el día 1 buscando otras opciones para poder ir a boracay sin perder el vuelo de conexión. Y es que aunque parezca dificil de creer, en el aeropuerto de Manila 2 horas de escala pueden ser muy pocas y acabes perdiendo el vuelo de conexión. Sólo el cambio de terminal es una locura. El autobus lanzadera entre terminales tienes que esperarle entre 30 y 40 minutos, a lo que hay que añadir el tiempo de traslado por el atascado trafico habitual de Manila. En definitiva, que como no tengas suerte y el vuelo siguiente se retrase, pierdes un vuelo sin darte cuenta de porqué. Nosotros tuvimos suerte, pero pasamos casi un dia mirando otras opciones, que pasaban por perder una noche de hotel, ir a Cebu y coger otro vuelo por perdiendo los primeros y pagando 200 euros adicionales, mas una noche de hotel extra...

Finalmente tuvimos suerte, le quitamos un taxi a una señora, que se estaba casi subiendo ya pidiendola mil disculpas y llegamos a la terminal justo a tiempo para hacer el check in y esperar tranquilamente 2 horas que llevaba el vuelo de retraso. Estas cosas también pasan en el aeropuerto de Manila. 

Pero volviendo a nochevieja 2014, y pese a que tampoco es que estuvieramos toda la noche de fiesta, fue un fin de año muy bueno y divertido. 

Comenzó en nuestro propio hotel, el Bohol Divers Resort. Este en el que no habíamos parado mas que a dormir y poco, ya que la dejadez del personal y escasos servicios serios nos hacian cada dia ir a cualquier otro hotel para todo lo demas, ya fuera buceo, comida o tomar unas cerves en una terraza. Pues curiosamente, según bajabamos las escaleras nos llegó un olor a paella muy familiar y sorprendente. Fuimos al comedor y efectivamente, allí encontramos a este simpatico valenciano elaborando la que finalmente fue nuestra cena de nochevieja. 

Dos paellas para un comedor absolutamente vacío de huespedes, que probablemente no se habían enterado de lo que allí se cocía, bien por la falta de información y carteles del evento o por el escaso interes de los empleados para atender a los pocos que se acercaban a preguntar y les dirigían al mostrador del hotel (en el que por cierto no habia nadie) a comprar un ticket para el bufet de paella. Surealista. 

A nosotros nos vino genial de todos modos. Estuvimos charlando con el paellador y nos estuvo contando sus aventuras por estas tierras de Dios y como se tuvo que volver a España el año pasado despues de pasar tanto tifón y tanto terremoto. Este año lo ha fichado de cocinero el restaurante Arrozeria, en Manila. Propiedad de un vasco que tiene ya alguno de los mejores establecimientos de restauración de la capital filipina. 
Despues de la opipara comida nos paseamos hasta el helado de rigor. Esta vez un helado de gengibre picante para mi, y otro de Guayabano para myriam. Es muy curioso tomarse un helado que despues del primer bocado dulzón te pegue una sacudida picante en la garganta. El de Myri sabia similar a la chirimoya. 

Eso sí, este año se nos olvidaron las uvas. Pensamos que quizas podíamos haberlas conseguido aquí, pero estaban todas reservadas o vendidas y las pocas que quedaban eran mas mosto que uva y a precio de caviar. Asi que nos compramos unos m&ms que nos hicieron las veces y tras una cuenta atrás nos zampamos a destiempo unos lacasitos de colores que perpetuaban la tradicion a un modo testimonial. 

Fuegos artificiales, bailes tradicionales, danzas con fuego, musica en directo... Un autentico despliegue de medios. Fuimos a lo largo de la playa buscando el mejor sitio. Todos (excepto nuestro hotel) habian sacado sus mejores galas, habian contratado musica en directo, espectaculos, puesto las mesas en la playa al borde del mar, ofrecian el mejor genero de pescado y marisco fresco... al fondo del todo, al final de la playa, el hotel mas lujoso o al menos el que mejor apariencia tenía, sacó en una gran esplanada un espectaculo abierto a todos los paseantes que se acercaran caminando por el borde de la playa y allí nos quedamos a pasar los ultimos minutos del 2014 y los primeros del año 20 15
Feliz Año a todos !!!

De paseo en moto en busca de los monos Tasier

Y por fin dejó de llover. La alerta de Typhon ha sido cancelada oficialmente y de nuevo vuelve a lucir el sol. Aunque el mar sigue muy bravo y las opciones para volver a hacer buceo se agotan, seguimos conservando una ligera esperanza para mañana.

Hoy el plan era bien distinto. Alquilamos una motillo por 400 pesos (unos 8 euros/día) para ir a Corelia a ver los monos Tasier. Hay otra zona de monos más famosas, pero nos dijeron que había habido inundaciones allí la anterior noche y que no se podía llegar, así que habiendo otra opción, preparamos el petate y marchamos en busca de alguien que nos alquilara una moto. 

El primero que encontramos nos dejaba una moto con el dibujo de las ruedas casi liso, y con las lluvias que han caído era casi un suicidio coger una moto así. La segunda que probé tenía un embrague casi inexistente y las ruedas delgaditas como una bicicleta. Por fin encontramos una con 4 marchas pero sin embrague ¿? Ya, yo también flipaba. Semiautomática según la llaman ellos. Con las ruedas casi nuevas y frenos ok. 




Luego nos dimos cuenta de que los amortiguadores fallaban, pero el dueño se llamaba Lando, y a un flipado de la guerra de las galaxias ese tipo de detalles no puedes pasarlos por alto, así que le alquilamos su halcón milenario y partimos rumbo a Corelia. 
Nos hemos dado cuenta de que en este país las distancias no se miden en kilómetros o millas, sino en horas de viaje. Igual estás a 30 kilómetros de un sitio pero tardas dos horas, mientras que en otra parte del país esos 30 kilómetros los haces en 15 minutos. 

Así que no me preguntéis a cuanta distancia está Corelia de Alona Beach, porque lo único que sé es que más o menos está a hora y media en moto. Y tampoco es que se pueda correr mucho por las carreteras... los frecuentes agujeros, baches y sobretodo el asfalto ondulante, hacen que te pases medio camino botando como una pelota, esquivando fosas abisales más que agujeros y yéndote al arcén cada vez que viene de frente un camión adelantando a un autobús o similar. Puede parecer divertido, pero a los pocos minutos ya llevas el culo dormido y los brazos agarrotados de la tensión, y después de media hora tienes que parar a descansar. Y todo esto a la vertiginosa velocidad máxima de 50 o 60 kilómetros hora que es lo que daba el halcón milenario. 

Pelillos a la mar estacionamos la moto en la entrada y pasamos a ver los más famosos monos del planeta. Son mínimos, un poco más grandes que una pelota de tenis y con los ojos gigantes y saltones. Pueden parecer muy dulces y apetece acariciarlos, pero las apariencias engañan. Se trata de uno de los monos más agresivos y territoriales, tiene afilados colmillos que clava en sus víctimas como alfileres en el cuello eliminándolos al instante. Los machos que se atreven a cruzar su territorio de una hectárea cuadrada !!! son atacados y mortalmente heridos con un mordisco en la nuca. Y no solo eso, también las hembras que no son atractivas sufren la misma muerte horrible. Si alguna vez te cruzas con un mono de estos, jamás, repito, jamás, te atrevas a tocarles. 



A que suena a coña viendo la entrañable figurita agarrada a su ramita con sus adorables patitas y esos lindos ojitos que te miran diciendo abrázame? Pues es lo que decía el cartelito de la entrada. Eso y que George Lucas se basó en este monito para hacer el personaje de Yoda. Supongo que también se basaron en este mono para hacer el Gizmo de los Gremlin y si me apuras hasta los Furbys. Así que cierto o no, nos adentramos en la peligrosa jungla siguiendo a un osado guía que nos conduciría a la ramita de bambú donde se encontraba durmiendo este peligroso animal, al que estuvimos haciendo fotos a menos de 30 centímetros de su jeta. (Sin flash eh?, no fuera a ser que se desatara la furia del Tasier y nos clavara sus colmillos en la nuca, dándonos una merecida muerte).

La visita no dura más de 20 minutos, dependiendo de lo cerca que estén los monos de la luz ultravioleta que ponen para atraer a los insectos y que luego se los coman los monos y del tiempo que quieras recrearte haciéndoles fotos. Pero no hay mucho mas que ver. 2 o a lo sumo 3 monos y directo a la salida, con la sensación de haber cumplido una promesa hecha en 2012 de visitar estos lindos monitos cuando viniéramos de viaje a Filipinas. Y lo cierto es que merece la pena venir a ver a estos adorables monitos. 









 Cogimos la motillo de nuevo y en menos que canta un gallo nos pusimos de vuelta rumbo a Tagbilaran. Tagbilaran es la ciudad en la que se encuentra el aeropuerto, y es al menos más grande que el resto de pueblos de la zona. El tráfico es intenso y salvo por un único semáforo que nos encontramos, el resto de cruces se autogestionan siguiendo la ley del más fuerte, más grande, el que antes llega o el sálvese quien pueda. Pero el caso es que funciona. Tú te vas metiendo en el cruce según vas llegando y vas buscando tu huequecillo y zas, ya estás dentro y yendo en tu dirección. 



Devolvimos el halcón milenario a Lando nada más llegar a la playa, y nos fuimos a comer. Nos pudo mas la curiosidad que el sentido común y caímos en la tentación de pedir un pez loro a la parrilla. Y lo cierto es que al menos nos sirvió para darnos cuenta de que el sabor no es nada del otro mundo, incluso mas bien se podría decir que no está muy bueno. Así que, si de algo sirvió al menos, es para advertir a otros de que no merece la pena comerse estos peces porque son mas bonitos dentro del agua y tampoco saben muy bien. 




Unas cervezas después, un vodka con mango y alguna bebida mas de cuyo nombre no puedo acordarme, fueron el punto y final a un día muy divertido y completo. No podía faltar eso si el helado de rigor. Myriam fue a lo seguro con el helado de coco y claramente pinchó, puesto que ha sido el mas flojo de los probados hasta el momento. Yo me decidí por el de jackfruit, una fruta tropical de tamaño descomunal pero deliciosa. Todo un acierto. Lo malo de estos helados es que se te deshacen en segundos y mientras estás tirando la foto ya notas el chorrito bajando por la mano. Así que mañana otro diferente. Ya vamos agotando las opciones, pero el de jengibre picante tiene buena pinta.... 

De lluvias tropicales y poco mas

Ayer empezó a llover y aun no ha parado. Teníamos reservado buceo para hoy también pero se han cancelado todas las salidas de barcos por el fuerte temporal y no nos queda otro remedio que quedarnos en tierra, paseando por las playas en chubasquero y peleando con el resto de turistas desorientados una mesa libre a cubierto en los pocos sitios disponibles a pie de playa. 





Estamos todos con caras de pasmarotes, sin saber que hacer. Como esas hormigas a las que les borras el camino y se vuelven locas si ser capaces de volver a hacer fila para volver a casa. 

Nosotros hemos estado un rato así viendo pasar el tiempo en un bar tomando cervezas, calamares y gambas. No es que suene mal el plan, pero después de dos horas allí hemos descubierto que este turismo no es el nuestro. Por muy británicos que nos estemos volviendo.


Así que nos liamos la manta a la cabeza, nos pusimos el bañador y ala, a bañarse en el mar con la lluvia sobre la cara. Agua calentita y ningún otro loco que osara quitarnos la paz de nuestro baño. Pero que demonios, si es solo agua. Que mas da mojarse fuera que dentro del mar? 

Así que hemos estado un buen rato así hasta que ya el frío empezó a hacer acto de presencia. Y es que aunque en España sea invierno, aquí es muy raro que en plena temporada seca se produzca un typhon y una tormenta tropical y en tan poco tiempo. Pero así estamos. Temporada alta, todos los hoteles y restaurantes con precios mas altos aun, y el tiempo de temporada baja. Que se le va a hacer. 
He hecho unas fotillos a aquellas barquitas en las que fuimos a bucear que parecen arañas o zapateros flotando sobre el agua sobre sus patitas laterales. También pasamos por un restaurante de esos que te ponen los peces frescos del día que han pescado para que te los cenes a la barbacoa. 

Se te cae el alma a los pies viendo tantos peces loro de vivos colores sacrificados, esos meros moteados, napoleones con su gracioso cuernecillo... Con lo bonitos que son bajo el agua y lo que disfrutamos viéndolos mientras buceamos. Hoy se nos han quitado las ganas de cenar pescado. 

Siesta, juegos de cartas, lectura y poco mas hicimos por la tarde. Cenita en un restaurante koreano, de los de verdad, lleno de koreanos y cero turistas. Comida interesante. Bastante caro.  Apuntado para posible futuro viaje. 

Y por ultimo el helado del día. El de Myriam de cacahuetes y el mio de una planta que se llama Malunggay, de sabor parecido al batido de kiwi con plátano... o algo así. 

Esta noche se esperan los peores vientos y lluvias. Que bien que nuestra casita sea de cemento y no de paja. Al menos, es lo único bueno de este hotel. 

domingo, 28 de diciembre de 2014

De tortugas y Nemos en Balicasag

Como se ve que el estamos cogiendo el gusto a madrugar de vacaciones, hoy no iba a ser menos y a las 7 de la mañana ya estábamos en pie desayunando para ir prontito a bucear. 

Después de recorrernos una buena parte de los cientos de clubes de buceo de la zona, nos decidimos por la tienda “Go Scuba” propiedad de un ingles muy majete que es de cerca de Gatwick y nos dio la suficiente confianza como para elegirle la gran variedad existente. Básicamente analizamos los que tenían los sitios de buceo mas chulos, los barcos mas grandes, las listas de clientes mas llenas y los guias de buceo mas morenos y con pinta de ir al mar todos los días de su vida. 

Nuestro guia Bibong y la isla en cuestión a visitar no nos han defraudado. Ellos te preparan el equipo, te lo montan, no tienes que preocuparte de nada y hasta te preparan café si quieres. Mientras haces tiempo hasta que llega la hora de embarcar en esas curiosas embarcaciones con la quilla flanqueada por una especie de patitas de bambú en forma de araña que les permiten navegar con mas estabilidad y en aguas menos profundas. Una maravilla de la ingeniería que sigue funcionando de maravilla desde tiempos ancestrales. 

La travesía no fue tan cómoda por el importante oleaje, pero una vez allí, la cara este de la isla quedaba protegida y permitía amarrar a los barcos y soltar sus preciados buzos. El turismo de buceo es uno de los principales alicientes de esta zona y se mima con esmero para obtener buenas criticas, clientes satisfechos que repitan y referenciadores para futuros clientes. 

Lo cierto es que a las 10 de la mañana aquello parecía el metro en hora punta. No exagero si digo que había cerca de 100 barcos amarrados, esperando lanzar o recoger a sus buzos y poder dejar el hueco al siguiente. 

Nosotros encontramos sitio media hora después, tras rodear la isla. Y es que no es mucho mas fácil una vez que entras en el agua.Si no coges una buena referencia puedes acabar yéndote con otro grupo de buceadores chinos o japoneses que aquí son legión. Mientras tu haces el descenso, en el mismo punto hay otros haciendo parada de seguridad para subir a unos 10 metros de ti y ya mas abajo las filas de buzos a distintas profundidades recuerdan a los pasillos aéreos de los aviones, en los que sobre la misma zona revolotean hasta encontrar su ventana. 



Y dicho esto, el buceo es espectacular. Visibilidad de 25 metros al menos. (Pese a que el guia nos dijo que hoy no se veía tan bien como otros días). 


Miles de peces, cientos de variedades de corales y todo tipo de anémonas y peces payaso que haya visto nunca. 

Estas viendo una morena y no la puedes prestar ni dos segundos porque enseguida te llaman para que veas el pez león, o el banco de peces jack fish, el enorme pez mantequilla o lo mejor de todo... ¡¡¡ LAS 5 TORTUGAS !!!! que tuvimos la suerte de ver y disfrutar a menos de un metro de distancia mientras nos miraban con cara de pasotismo como pensando... Si, que pasa? Soy tortuga. Y que? Y venga a pasar buzos y mas buzos. Dos de las mejores inmersiones de mi corta pero diversa experiencia como hombre rana. 

Mañana intentaremos repetir si el tiempo acompaña. Hoy nos ha llovido un poquillo y casi no nos da tiempo, pero hemos llegado al Helado !!!  Calamay y Dragonfruit han sido las delicias escogidas. Que será mañana?

De camino a Bohol y Panglao

 Tempranito por la mañana, porque ya conocemos el tráfico de Manila, salimos en taxi para ir a la terminal de vuelos domésticos del aeropuerto Ninoy Aquino. Resulta que llegamos enseguida puesto que el aeropuerto está tan dentro de la ciudad que su terminal se confunde entre las casas del vecindario. 

Allí tampoco había nada que hacer ni mucho duty free que visitar, así que salimos de nuevo a la calle y estuvimos desayunando tranquilamente en un puesto callejero mientras se hacia la hora de volar. Un rato mas tarde ya estábamos caminando por la pista hacia nuestro avión de Air Asia, que nos llevaría a Bohol. Bohol es una isla curiosa, llena de montañas que llaman de chocolate, y pequeños monitos de ojos saltones. Intentaremos ir a verlos a lo largo de la semana. 

Nuestro hotel y donde pasaremos la noche vieja está situados en la parte sur de la isla. En realidad es otra isla anexada a la primera por un puente. Se llama Panglao, y dentro de ella está la famosa Alona Beach, reducto de mochileros de pasta y otros espécimenes mitad turista sexual, mitad me jubilo con mi amante asiática en este paraíso y formo mi propia familia. 





Desde el avión de puede ver muy bien la orografía del terreno y si no fuera por las turbulencias, hasta diría que fue un viaje bonito. El aeropuerto de llegada, mucho mas pequeño que el de salida, tenia una sola pista tanto para despegue, aterrizaje y transito, y la entrega de maletas casi la hacen a pie de pista según salen del maletero del avión. 

Desde aquí hasta Alona Beach hay un largo recorrido de 30 minutos en otro motocarro característico de esta isla. Parecido al trike de Banaue, pero con mas capacidad, cobertura y hasta maletero. Pero la misma motillo de 125 a la que hay que suplicar en las cuestas que no se venga abajo. 







Y lo cierto es que a los 15 minutos pinchamos la rueda y tuvimos que bajar para llevarla al taller y poder continuar camino. Y así llegamos a nuestro hotel, en primera linea de playa y con unas vistas espectaculares. Bohol Divers resort. Por fuera es una pasada y cualquiera diría que hasta de lujo. 



Por dentro es como si hubiera sido abandonado hace 20 años y lo hubieran rescatado unos pocos locales de la zona, poniendo un poco de esto y de lo otro para que siga funcionando, pero sin modernizar nada ni reparar lo que se va rompiendo. 

Así nos pasa que no tenemos luz en el pasillo, las sabanas tienen agujeros y el colchón es una colchoneta de playa, pero que se le va a hacer. O había otra cosa por la zona en estas fechas de temporada alta y al menos está en primera linea de playa y tiene agua caliente y aire acondicionado. 

Lo que si que es un desastre es el club de buceo del hotel. Ya he bajado dos veces y nadie sabe darme información de nada y por lo que he visto no tienen casi clientes. Que paradoja un resort de buceo con un club que se viene abajo a la vez que el hotel se cae a pedazos. Pero hay cientos de clubes de buceo a lo largo de la playa así que organizaremos algo para mañana. 

El día nos regaló un bonito atardecer con puesta de sol totalmente gratis sobre una playa espectacular y un mar de ensueño, que es lo mas precioso de todo y por lo que vinimos a este país tan chulo.










Antes de terminar el día nos dimos un paseo por la zona y descubrimos un puesto de helados de lo mas variado, pero casi ninguno conocido.










Así los sabores mas comunes son el Mango, coco, ron , guanabana, o el aguacate, pero hay otros como el Ube, que es una especie de patata de color morado y sabor parecido al turrón, el pandan que es una hoja que se utiliza para dar el toque avainillado al postre tipico tailandes del mango sticky rice, el gengibre, el calamay o el malunggay.... Hoy nos decidimos por Ube y Pandan. A ver si nos da tiempo a probarlos todos. Mañana buceo... y otro helado. 

sábado, 27 de diciembre de 2014

De turismo por Manila

Ayer el viaje en Bus fue agotador y hoy la visita turística ha empezado cerca de las 14:30, después de hacer un brunch en uno de los dinners de tipo americano mas chulos en los que hemos estado. Gracias a Daphne descubrimos este restaurante de la calle Burgos de estética cincuentera llamado “the Filling Station”. Merece una visita si se está por la zona. 

Un taxi desde makati a intramuros por 3 euros y listos para comenzar el turismo. Esta parte de Manila es muy curiosa puesto que la herencia de la época colonial española hace que parezca cualquier barrio antiguo de una ciudad española cualquiera. 

Las frecuentes iglesias y monasterios todos de nombres españoles y las calles que se encuentran cerradas por la muralla, llenas de casitas coloniales hacen de esta visita una de las mas entrañables de la ciudad. 
No nos dio tiempo a visitar mucho mas. Enseguida comenzó un precioso atardecer, de esos tan bonitos que siempre pone Daphne en su facebook que se ven desde su ventana. 

Esta vez nosotros lo pudimos ver en directo desde arriba de la muralla, donde muchas parejas y familias se sientan a esperar el ocaso, fascinados por tal evento, como ha ocurrido siempre desde el inicio de los tiempos. 
Tampoco nos quedamos hasta el final puesto que no queríamos que se nos hiciera de noche antes de poder coger un taxi de vuelta. Habíamos quedado a cenar con Jiggy y Daphne y aun teníamos que pasar por casa a arreglarnos. Caminamos fuera de intramuros y cruzamos un parque (lo siento, no recuerdo el nombre). Estaba tan concurrido que tenían que poner carteles de entrada y salida para dirigir a las masas de gente. Lo cierto es que de todo Manila es el único espacio verde que hemos visto dentro de la ciudad y debe ser así porque esta lleno de familias disfrutando de las fuentes de colores y una tarde al aire libre sin humos (relativos). 
De vuelta el taxi nos costó 6 euros (300 pesos). No es que hubiera mucho mas trafico, pero aprovechan que hay menos taxis disponibles y que todo el mundo que estaba en el parque se pone de acuerdo para volver a sus casas y muchos de los taxis deciden no pararte o directamente te dicen que no quieren llevarte a makati, probablemente porque estaba cerca y buscaban carreras mas sustanciosas. Los únicos que paraban pedían precios fijos del doble de una carrera normal, pero aun así, 6 euros tampoco nos pareció excesivo.



Ya en casa y con los deberes hechos, y bien arregladitos, nos fuimos a cenar a otro de los centros comerciales mas grandes y concurridos de Makati. Curiosamente íbamos a cenar en el mismo Bar/restaurante/club en el que nuestro gran amigo Borja empezó sus días como DJ y donde conoció a Daphne. Os dejo la foto de la mesa donde pinchaba. Ha sido como visitar un santuario. El Bar se llama M Café y su signature cocktail es el famoso “The M”, a partir de ahora mi bebida alcohólica favorita. Un vodka macerado en melón con zumo de piña y kalamansi hacen de esta delicia un licor inolvidable. Myriam en cambio se decidió por un mojito de lichies que tampoco estaba nada mal. 

Poco después llegó Jiggy y pudimos disfrutar de una estupenda cena de comida tradicional filipina en el Kabila, dentro del M Cafe. 



Comenzando por una especie de ceviche de salmón macerado en coco y vinagre llamado kilawan, seguido de una verdura tipo espinaca cocinada en leche de coco haciendo una crema estupenda que se llama que se llama Laing Estos dos entrantes presentados en un coco abierto. 


Después tomamos el típico adobo filipino pero de ternera en lugar del habitual cerdo. 

Por ultimo no podía faltar el cerdo preparado en una salsa a base de pasta de gamba. Intenso y sabroso. El nombre de este plato es Binagoongan.

Después de la deliciosa cena, paseamos un rato hasta el único bar que vimos abierto. Demasiado ruidoso para tomar una copa dentro y demasiados mosquitos para tomarla fuera, redujeron la noche y nos fuimos al hotel temprano, con ganas de mas Manila. Volveremos.